domingo, 15 de marzo de 2009

NOCHES ÁTICAS


Hay en la Red un sitio con una gran cantidad de letras de tango: Tango Lyrics Home-Page (http://www2.informatik.uni-muenchen.de/tangos/msg03023.html). Allí encuentro Noches de Atenas, vals letra y música de Horacio Pettorossi compuesto en 1931. Quien ha enviado la letra usa el nombre Gaucho Belga; añade también una nota previa: “El autor actuó en Grecia en 1931 y allí compuso este vals. En 1932 acompañó a Gardel en la filmación de Espérame y Melodía de arrabal. En 1933 se suma al acompañamiento guitarrístico de Gardel, pero no es él quien lo acompaña en la grabación de este vals, sino un sexteto dirigido por Alberto Castellanos.” Transcribo:
Tus noches, Atenas,
me hablan de amor,
cual una bella canción.
Tu hermosa luna,con su fulgor,
acompaña mi dolor.
Fue una noche de mi Argentina,
noche divina, de ilusión;
ella juró que me quería,
yo no pensé que mentía...
Le di, en un beso, toda mi alma
y traicionó mi corazón.
Hoy son tus noches, Atenas,
que me recuerdan su amor.
Tus noches, Atenas, me hablan de amor,
cual una bella canción.
Tu hermosa luna,con su fulgor,
acompaña mi dolor.
Y así una noche de mi Argentina,
noche divina, de ilusión,
bajo un rosal, yo esperaba
a la que tanto adoraba.
Corrió una estrella...
pedí que vuelva...
Pero ella nunca más volvió.
Hoy son tus noches, Atenas,
que me recuerdan su amor.
Personalmente debo pedir disculpas a Pettorossi, pero la letra me parece muy floja. Cuando algo se llama Noches de Atenas, lo que al menos yo espero es que se me hable o se me sugiera algo típico (el mar azul, el Pireo, la Acrópolis, las islas, olivos, higos, bailes característicos). Pero aquí hay una despedida, una traición, una noche de luna, cosas que cualquiera puede encontrar en el Obelisco porteño. Si no entiendo mal, el romance del vals empezó aquí y no tuvo en Atenas la esperada continuación. En cambio Enrique Cadícamo, en Ave de paso, recrea, aunque sea de un modo difuso (¡está bien!) una atmósfera brasileña:
Adiós, muñequita de cobre,
muchacha morena, tu amor tropical
exhala en mi alma su brisa salobre
como una canción sentimental…
La luna de Río se queda
para que en las noches le cuentes que yo
pasé por tu lado, viajero incansable,
pasé por tu lado y dejé el corazón.
De cualquier forma, me alegro mucho de que mi amigo Daniel Antoniotti, de la Academia Porteña del Lunfardo, quien me había informado sobre este dato curioso de Noches de Atenas. Me sirve también como pretexto para otra curiosidad. En efecto Cristina Tsardikos, Presidente de la Asociación Cultural Helénica NOSTOS, me pasa otra. La gente de mi generación recuerda la película Nunca en domingo, con Melina Merkuri. Del film es el bellísimo tema Los niños del Pireo, compuesto por Manos Hadjidakis. Pues bien, Cristina me envió una versión, disponible en la Red, de Los Cinco Latinos, con la dulce voz de Estela Raval. Para quienes deseen escucharla: http://www.esnips.com/doc/6ca97287-158b-46e9-8e88-8ec7504be571/Los-Cinco-Latinos---Nunca-en-domingo/?widget=flash_player_esnips_blue . Para terminar esta nota, quise acercar mi granito de arena y se me ocurrió hacer una versión latina de la canción. En ella me pongo en el lugar de un latino amante de Grecia, que contempla el mar del Pireo y le pide a su amada, una joven helena de bella figura, que se case con él, que vivan juntos y tengan hijos en Atenas.

Litora maris percurrebam ludentis, gradientis ad album sabulum.
Lapillos legebam rotundos, iaciebam; saliebant, saltabant per undas.
Gaudens mirabar navicellas volantes, gaudentes, verrentes aequora.
Splendorem portabant Graecorum aeternum et sacrum omnibus populis.

O dulces portus, ubi mea dea habitat,
longis muris vallatus, portus Athenarum.
Ad thermopolium panes, pisces manduco,
vinum olentem bibo et mare me rapit.

A deversorii fenestella contemplor ludentes Piraei parvulos:
pila levitate currebat, currebant veloces parvuli angelici.
Sic aetas transibit nostrarum viarum, ut currunt rapida flumina.
Sed tempus venit iam sistendi, mihi crede. Et nobis adveniant parvuli!

Phidiaca puella, filia senis aquarum,
imple meam tristitiam dulcedine tua.
Utinam Athenis, gloria optima Graecorum,
brachiis in tuis suavibus vitam meam finiam!

Muchas gracias entonces a Pettorossi, a Daniel Antoniotti, a Cristina Tsardikos y a ti, querido lector.

RADULFUS

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