lunes, 18 de abril de 2011

CONVIENE SABER LA PRONUNCIACIÓN ECLESIÁSTICA

Cada lugar tendrá su propio uso pero creo que la pronunciación clásica, también llamada restituida es la que predomina en el uso académico. En cambio la llamada eclesiástica, o también romana, queda confinada a los seminarios o a algunas instituciones de la Iglesia que enseñan latín atendiendo principalmente a la Biblia latina y al latín cristiano. Incluso las universidad y profesorados católicos, cuando enseñan latín en carreras como Letras y Filosofía, suelen emplear la restituta. Me parece muy comprensible esto pero creo que conviene enseñar las dos pronunciaciones; intentaré mostrarlo en estas líneas. Trabajo en más de un lado pero ahora me refiero a mi labor docente en el Colegio Santo Tomás de Aquino, de la Ciudad de Buenos Aires. Allí tengo alumnos que han hecho cursos anteriores de latín y leen al modo clásico. Sin embargo les aclaro que les enseñaré también la pronunciación romana. En efecto, cada vez que copio una oración en la pizarra, la leo primero ad modum restitutum y luego ecclesiastice. No me toma mucho tiempo sino que sobre la misma lectura les indico las diferencias. ¿Por qué no hago esto mismo en lugares no eclesiásticos? Simplemente porque pienso que algunas personas sectarias me atacarán y dirán que enseño el catecismo. Quienes crean que tal prevención es exagerada, muy probablemente tengan razón. En primer lugar, hay expresiones que se conocen más al modo romano que al modo clásico. Tales, Via Crucis y sui generis. En realidad la segunda más bien tiene un problema de acento, pues los que la usan no suelen conocer el carácter bisílabo del posesivo. Tampoco es común oír vade retro con v al modo clásico. Y la Academia hace tiempo incorporó vademécum: nunca pensó en algo como uademécum (no hace falta aclarar que no existe tal palabra). Otro punto fuerte es que, como bien sabemos, las lenguas románicas provienen del latín hablado, no del latín clásico. En todo caso, el latín escrito suministra infinidad de cultismos. Pues bien, la pronunciación eclesiástica guarda más similitud con el sermo vulgaris que la clásica. Si empezamos con la u semiconsonántica, que se suele escribir v, ninguna lengua moderna dice uino, sino vino; se dice verso y no uerso, vulgar y no uulgar, vario y no uario. Volviendo a sui generis, el modo que siguen otras lenguas romances para la g es como la eclesiástica y no como la clásica. Nuestro gente se pronuncia distinto en italiano (gente), francés (gens) y portugués (gente). En cuanto a la c, el modo romano no nos ayuda para portugués y francés, pero sí para italiano (como en certus y certo); y también guarda similitud con el rumano: pacem y pace, ‘paz.’ Vamos ahora a gn. La pronunciación eclesiástica para este grupo coincide con italiano y francés: pugnus en latín romano tiene se lee igual que el francés poigne y que el italiano pugno. Si hablamos del diptongo ae, hay que recordar, sin meternos en una clase de fonética histórica, que se pronunciaba e, que es justamente lo que hace la Iglesia. Foedus, ‘feo’, taeda, ‘tea’, y laetitia, como nombre italianizado de la Princesa de España, son ejemplos de que nuestra lengua prefiere el modo romano. Por fin, para terminar repitamos que se trata de sumar, no de restar: incluso en los lugares donde se enseña la ecclesiastica conviene que sepan los principios de la restituta. No sé si hay un latín mejor que otro, pues todos los latines tienen tradición y cultura ; son eternos como la Urbe que los crió. RADULFUS