Enrique
Santos Discépolo supo decir que Enrique Cadícamo fue el más porteño de los
poetas. Es cierto que sus letras describen Buenos Aires como ningún otro poeta
lo ha hecho, porque sin nombrar taxativamente lugares –toda buena poesía
debería sugerir más que decir– sus versos transportan inequívocamente al
paisaje que evoca. Dice un refrán es
un tango atípico, pero tiene el sello de sus autores, el ambiente en aquí es
creado tanto por Cadícamo como por Ángel
D’Agostino, compositor de la música; aquí el paisaje será una calle cualquiera
con el personaje caminando y recordando:
DICE UN REFRÁN
Dice
un refrán y confieso,
que
no es refrán pa' aliviarse:
"Cariño
le toma el preso
a
la reja de la cárcel."
Pero
yo sé que eso nunca lograré,
acostumbrarme
a tu ausencia no podré.
Vos
estarás muy tranquila
en
brazos de otro querer, y yo.
Estoy
sufriendo lo mismo
por
tu cariño, mujer,
estoy
sufriendo lo mismo
que
habrá sufrido la otra... ay sí...
cuando
por vos la dejé.
Cuando
por vos la dejé... y yo
tengo
en el alma una hoguera,
no
puedo más con tu amor...
Está
bien que no me quieras,
pero
dejar que me muera... ay sí...
es
no tener corazón.
Es
no tener corazón...
Por
culpa de tus desvíos
hoy
ando triste y enfermo;
por
culpa tuya, bien mío,
hoy
ya no como ni duermo...
Entre
la vida y la muerte estoy, amor,
y
este dolor de perderte es un horror...
Vos
estarás muy tranquila
en
brazos de otro querer, y yo...
Y
ahora, mis comentarios:
Dice un refrán y confieso,
que no es refrán pa'liviarse:
Qué
lindo y cierto es el refrán:
"Cariño le toma
el preso
a la reja de la cárcel."
Pero yo sé que eso nunca lograré,
acostumbrarme a tu ausencia no
podré.
Y
ahora viene el prejuicio del abandonado, que se hunde en su imaginación; quién
sabe cómo estará la mujer:
Vos estarás muy tranquila
en brazos de otro querer, y yo...
Sigue
una mezcla de remordimiento y reproche, suenan más que a dolor:
Estoy sufriendo lo mismo
por tu cariño, mujer,
estoy sufriendo lo mismo
que habrá sufrido la otra... ay
sí...
cuando por vos la dejé.
El
reproche se repite, suavemente y con un dejo de humor, no se advierten odio ni
rencor, él sabe que es así como suceden las cosas:
Tengo en el alma una hoguera,
no puedo más con tu amor...
Está bien que no me quieras,
pero dejar que me muera... ay
sí...
es no tener corazón.
En
Cadícamo rara vez se ve el deseo de destrucción hacia la mujer que se fue; los
versos que siguen le cargan a la labilidad amorosa de ella sus propios males:
Por culpa de tus desvíos
hoy ando triste y enfermo;
por culpa tuya, bien mío,
hoy ya no como ni duermo...
Entre la vida y la muerte estoy,
amor,
y este dolor de perderte es un
horror...
Vos estarás muy tranquila
en brazos de otro querer, y yo...
Y
al final se debe repite la estrofa anterior:
Estoy sufriendo lo mismo
por tu cariño, mujer,
estoy sufriendo lo mismo
que habrá sufrido la otra... ay
sí...
cuando por vos la dejé.
tengo en el alma una hoguera,
no puedo más con tu amor...
Está bien que no me quieras,
pero dejar que me muera... ay
sí...
es no tener corazón.
Haciendo click aquí, se puede
disfrutar este lindísimo tango:
FIDEL FAREZ